Las enseñanzas de Verstrynge: «Para atentar no hace falta una bomba, basta ir con viruela en Metro»
Jorge Verstrynge, en su manual de fabricación de armas de destrucción masiva contra los estados occidentales, La guerra periférica y el islam revolucionario, enseña y elogia todo tipo de elementos decisivos en esta guerra asimétrica o terrorista. “Podemos afirmar del fanático que se corresponde casi a la perfección con el combatiente ideal”. Y, en el libro de lectura obligatoria en el ejército chavista y obra recomendada a los alumnos universitarios de Verstrynge en la Complutense, describe formas de cómo puede actuar un kamikaze.
Así, explica lo siguiente en su obra: “No tendrá la cintura lastrada por un cinturón de explosivos sino que se inoculará el virus de la viruela y se dedicará a recorrer los andenes del Metro de una gran capital, día tras día, durante semanas, y contaminará a miles de personas. Un atentado con viruela puede infectar a decenas de miles de personas antes de que la primera víctima (o kamikaze) caiga enferma. Sería difícil impedir que la enfermedad alcanzara a millones de personas”.
Jorge Verstrynge elogia al multiasesino y terrorista Carlos
Verstrynge no deja claro en su libro a quién quiere enseñar esta forma de actuar, pero explica la eficacia de este tipo de terrorismo: “En todo caso, el desafío del kamikaze actual es de talla. Definido como la bomba inteligente y barata (coste: 150 euros), de terrorismo de nueva generación, producto de una ideología y de una técnica de preparación fácilmente trasladable y exportable, 42 países han sido dianas hasta ahora a un ritmo que ha pasado de 16 a 39 ataques por anuales. Su generalización va a la par de su eficacia. Como botón de muestra los ataques suicidas sólo representan el 1% de los atentados palestinos, pero han producido el 44% de las bajas”.
El ahora podemita y antiguo número 2 de Alianza Popular no escatima elogios hacia un terrorista, el tristemente célebre Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, del que habla como si se tratara de un pensador y no de un asesino: “Quintaesencia de un islam revolucionario que constituye una utopía de inspiración europea serán las actuaciones y obras de Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos el terrorista”.
Verstrynge no cuenta un solo atentado de Carlos. Sólo detalla que se transformó en un “mito del marxismo revolucionario y de la revuelta palestina” y que desde prisión a la espera de juicio en Francia (no aclara por qué) se dedica a escribir. Y lo que escribe Carlos desde su celda y Verstrynge recoge es que “es legítima defensa lo que hacen los que luchan contra EEUU”.
Verstrynge describe también cómo pueden ser de letales las armas biológicas: «Nos hemos referido a las armas nucleares y radiológicas: vamos ahora a las biológicas. Para darse una idea de su importancia conviene recordar que 30 kilos de ántrax podrían matar hasta 100.000 personas. Los diferentes tipos de agentes utilizables son las toxinas, las bacterias, los virus, las riketsias y los hongos, según los casos, toda esta falange de medios puede causar ántrax, cólera, peste neumónica, tifus, botulismo, tétanos, difteria, ébola, sida, gripe, polio, viruela, fiebre Q, coccidiomicosis, etc. Los más efectivos el ántrax (ya citado), el botulismo, la viruela, la fiebre aftosa y la ricino».
Sobre este tipo de armas se permite incluso destacar su bajo coste: “Y si cada vez es más barato producir armas nucleares, y no digamos ya radiológicas, más baratas aún son las biológicas. Lo más caro la dispersión de los agentes, por ejemplo se puede alquilar un avión fumigador. Son fáciles de conseguir: los agentes se pueden conseguir de fuentes naturales. Por ejemplo, la bacteria clostridium botulium está en el suelo”.
Este libro fue obra de cabecera en la escuela militar chavista, visitada con intéres por dirigentes de Irán, país financiador de grupos terroristas, y de la que el propio Verstrynge llegó a ser profesor. Pero también deben leerlo hoy sus alumnos en la Complutense.
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